Diversos volúmenes se arremolinan, como las rocas del río que circunvala la finca, alrededor de un patio trasero. Esta solución se pensó para respetar los árboles existentes y al deseo de que las estancias de la casa sigan el recorrido del sol. Esto produjo una especie de casa explotada, donde la vivienda se compone de cajas de hormigón visto, que giran dependiendo de las vistas y la orientación y se acomodan para librar y disfrutar de la vegetación existente.
El proyecto es un recorrido por la topografía y las vistas de la espectacular finca. El acceso es el punto donde esto se hace más palpable, ya que se trata de un recorrido donde van apareciendo fragmentos de los espacios que conducen al usuario de manera pausada y escalonada, donde se descubren los bloques ciegos y se abren los pasos transparentes que conectan las zonas principales con la finca. Estos pasos se abren tanto al patio como al paisaje exterior y dejan entrever una serie de vistas que de alguna manera penetran en el recinto resguardado del patio. Así, mientras el patio se cierra al exterior, también anticipa lo que se halla al otro lado.